Mientras el ‘papeleo’ del proyecto de vía rápida Fabero-Berlanga-Fresnedo continúa pasando de despacho en despacho, los habitantes de la cuenca de Fabero tienen que seguir sufriendo las consecuencias de lo que ha sido una de las peores ejecuciones en obra de infraestructura que se recuerdan en el Bierzo y en la provincia de León en muchos años.
Así lo llevan manifestando representantes políticos, sindicales y los propios usuarios desde que se abrió al tráfico la actual LE-715, a finales del año 2002. Un vialconstruido, precisamente, con fondos unos del Plan del Carbón totalmente derrochados.
De ese modo opinan tanto el alcalde de Berlanga como el de Fabero, que coinciden en calificar la carretera como una auténtica “chapuza”, de la que, hasta ahora, nadie parece haberse responsabilizado.
El vial fue abierto al tráfico al tráfico a finales del año 2002 y en el mes de diciembre de ese ejercicio quedó cortada al tráfico durante varios día debido a un desprendimiento de un talud que bloqueó los dos carriles de circulación, muy cerca del cruce de Tombrio de Abajo.
Pero desde entonces, los desperfectos han sido continuos. Desprendimientos de tierra permanentes con las lluvias, grietas en la carretera, socavones que se han ido parcheando con poco éxito, tramos de firme que no consiguen drenar el agua de lluvia e incluso el hundimiento de la calzada en el único punto recto que contenía el vial y que finalmente tuvo que ser reconstruido modificando el trazado.
La conclusión es que, mientras los papeles de la vía rápida siguen recorriendo archivadores y mesas de infinidad de departamentos, la seguridad vial de los habitantes de la cuenca está en vilo.
LA CRONICA
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