Dos manos extendidas al cielo con el lema «Nunca más», un monolito obra del «niño de la guerra» Vicente Moreira, ocupan desde ayer un lugar preferente en Fabero, en memoria de aquellos hombres y mujeres que empeñaron su vida en busca de la libertad. El monumento pretende recordar que nunca más se debe caer en una guerra fraticida. Fue descubierto en un sencillo y emotivo acto, ausente de cualquier símbolo que pudiese hacer distinción entre las personas muertas en la Guerra Civil de 1936.
Asistió la mayoría de la Corporación Municipal de Fabero y alcaldes de los municipios cercanos; la vicepresidenta del Consejo Comarcal, representantes de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica y algunos vecinos de Fabero. El artista Moreira tras unas breves palabras recordando el por qué de su escultura y en medio de una fuerte salva de aplausos, retiró la tela del monumento, ubicado en la isleta de la escuela construida en el año 1934 por la corporación republicana de Fabero, presidida por José Martínez de la Mata.
El monolito, formado por un bloque granítico que sirve de base a una escultura con dos brazos con la manos extendidas al cielo, tiene un profundo significado para su autor, Vicente Moreira, vecino de Langre (Berlanga), que con motivo de la Guerra Civil formó parte del grupo de niños que huyendo recalaron a varias naciones, como México o la Unión Soviética. Moreira vio ayer culminado uno de los tres propósitos con los que regresó a España, inaugurar en su tierra una escultura suya invitando a la reflexión sobre las guerras y sus consecuencias.
«Este monolito es un grito, un llamamiento a todo ser humano de buena voluntad para que no se repita nunca jamás aquella locura de luchas, venganzas y asesinatos de personas inocentes», afirmó emocionado Moreira, quien agradeció al Ayuntamiento de Fabero la instalación del monolito como homenaje justo y sincero que da vida a la memoria histórica.
Diario de León
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