La central térmica de Anllares vuelve a su actividad normal tras un mes de paro debido a la revisión general a la que se ha sometido. Debido a ello no tendrá que adquirir más derechos de emisión de CO2 este año. En esta revisión han participado un total de 800 trabajadores, que se han encargado de poner a punto la factoría para volver a la producción. Los principales cambios se han dado en las turbinas y las calderas.
Esta revisión ha supuesto un desembolso cercano a los 10 millones de euros, y garantiza la actividad durante al menos 4 años más. «Hemos hecho una revisión muy importante, sobre todo en la caldera, y en turbina hemos revisado una serie de elementos que sí son críticos», informó el director de la central, Javier Prado.
Esta revisión es el punto culminante de una serie de reformas a las que se ha sometido la central, con el fin de reducir las emisiones de CO2, como la aplicación de filtros, el acondicionamiento del vertedero de cenizas o la relación de emisiones contaminantes, entre otras. Todas estas mejoras acometidas están establecidas dentro de las normas estatales y autonómicas derivadas del protocolo de Kioto. «Este año sí hemos acometido ya proyectos medio ambientales encaminados a mejorar sobre todo las emisiones de partículas. Hemos hecho una inversión importante con una mejora del precipitador y una inyección de SO3 con el fin de minimizar en lo posible la emisión de partículas», explicó Javier Prado.
Además la Junta de Castilla y León ha publicado la declaración de impacto ambiental de la central térmica de Anllares. De esta forma queda definitivamente aprobada la producción eléctrica de la misma.
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