Uno de los puntos culminantes de la próxima edición de la Vuelta Ciclista a España será el paso por el temido Alto del Angliru, en territorio asturiano. Al día siguiente habrá una etapa entre Oviedo y Fuentes de Invierno que para muchos significa el final de las hostilidades para el pelotón, pero ignoran el peligro que encierra el trayecto del día 15 de septiembre entre Cudillero y Ponferrada. Algunos hablan de un «alto el fuego» hasta que se llegue a la crono de Navacerrada, seis días más tarde. Sin embargo, esa etapa que discurrirá por la provincia leonesa puede dar un vuelco a los acontecimientos.
Aquellos corredores que salgan derrotados de las duras etapas asturianas tendrán aquí la posibilidad de recuperar el tiempo perdido. Y es que, a la dificultad que entraña el Alto de Somiedo, todavía muy distante de la línea de meta, se unirá un puerto-trampa, como lo es el Alto de la Mina, con una ascensión brutal en sus poco más de cuatro kilómetros de trazado. Pasando Matarrosa se gira a la derecha para culminar una dificultad orográfica notable que dejará a los corredores rumbo a Lillo del Bierzo y eso que la organización cifra este puerto como de segunda categoría. «De tener tres o cuatro kilómetros más, sería de categoría especial», apunta Emilio Villanueva.
Y es que el concejal de Deportes ponferradino insistió a la empresa organizadora de la Vuelta para endurecer esta etapa «para bien del espectáculo». No se quedó ahí, porque los corredores deberán afrontar luego la subida al Alto de Ocero, pasando Vega de Espinareda, que ni siquiera es puntuable para la organización, pero hará daño en las piernas de los corredores.
Después se producirá un paso por Ponferrada, discurriendo por el centro, Avenida de Asturias, Lazúrtegui, General Vives y salida hacia Molinaseca, donde se vira a la derecha para afrontar el Alto de Lombillo, ignorado también en el Libro de Ruta, que puede sentenciar la suerte de la etapa y quién sabe si algo más.
Se trata de un repecho durísimo pero también escaso en kilómetros. El que se marche ahí tendrá abiertas las puertas de la meta de par en par. Los corredores llegarán a Ponferrada por el Puente Mascarón para tomar la Avenida del Castillo, Luis del Olmo, Avenida del Ferrocarril, Glorieta del Templario, Avenida Escritores y de aquí al barrio de La Rosaleda, en cuyo boulevard principal estará instalada la línea de llegada.
La pena es que unos 5 kilómetros sin asfaltar han privado a toda la audiencia televisiva de una etapa bestial, que algún día será la reina de la Vuelta, atravesando los Ancares. La Vuelta a León ya sabe de su dureza, con cuatro o cinco puertos de primera categoría. Se andará.
Qué pena de Los Ancares
Algún día, no tardando mucho, la Vuelta a España tendrá su etapa reina en Los Ancares. La Vuelta a León vivió hace años una etapa dantesca por esas cumbres y en esta ocasión, Emilio Villanueva quiso que la organización de la ronda nacional probara su dureza. No pudo ser por culpa de unos pocos kilómetros sin asfaltar, todavía en territorio asturiano. Pero pronto se podrá abordar una etapa que comprendería cuatro o cinco puertos de primera, que nada tendría que envidiar a las mejores del Tour de Francia por Alpes o Pirineos.
Diario de León
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