Como marca la tradición y ni un sólo año falla, los vecinos de Fabero honraron a la patrona de los mineros. Con la emoción que caracteriza esta celebración recorrieron el trayecto que une el emblemático pozo Julia, lugar insigne de la minería local, con la iglesia de San Nicolás, en lo que fue un acto de homenaje a la Virgen que durante años ha velado por que padres, maridos e hijos volviesen a casa tras salir de las fauces de una montaña repleta del oro negro berciano, el carbón. La música de las gaitas de San Blas y las danzas de sus integrantes acompañaron a los miembros de la Asociación de Mineros que, gustosamente, portaron a hombros la imagen minutos antes de que la iglesia nueva se llenara de devotos y seguidores de la Santa. Después de la celebración religiosa, la comitiva se dirigió hacia la estatua del minero, lugar escogido para llevar a cabo la tradicional ofrenda floral, que marcó el inicio del folklore y del ambiente propiamente festivo. A pesar de las inclemencias meteorológicas, las ganas de juerga no se apagaron y tras una tarde marcada por el teatro, la música llegó a las diez de la noche de la mano de la orquesta La Oca, que hizo las delicias de los más animados en el Hogar del Pensionista de Fabero. Todo ello sin olvidar la cena en Casa Dolores, imprescindible para recuperar fuerzas.
Diario de León
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