Pese a que ya han transcurrido más de 30 años de la reinstauración de la democracia tras la muerte de Franco y a que se ha cumplido un año de la entrada en vigor de la Ley de la Memoria Histórica, que obliga a las administraciones públicas a retirar la simbología franquista, los vestigios de la dictadura siguen vigentes en algunos municipios bercianos.
Son precisamente los templos comarcales los que conservan la mayor parte de la iconografía que ensalza la sublevación militar del 18 de julio de 1936, la Guerra Civil o la represión. El águila franquista aún está presente en una de la vidrieras de la Basílica de la Encina mientras que el monasterio de San Miguel de las Dueñas, las iglesias de Congosto, Fabero, Matarrosa, Toreno, San Esteban de Valdueza o la Colegiata de Villafranca todavía conservan sus propias lápidas en memoria de los caídos ‘por Dios y por España’.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) es uno de los colectivos que más ha luchado porque se eliminen todos los restos de la dictadura que aún permanecen expuestos en espacios públicos y su vicepresidente, Santiago Macías, lamentó que la Iglesia sufrague parte de su actividad con fondos estatales y que sin embargo esté haciendo oídos sordos a la Ley de Memoria Histórica.
En este sentido, reconoció que lo que es “más alarmante” es que se estén rehabilitando muchos edificios religiosos con dinero público, y que sin embargo las instituciones estén permitiendo que las iglesias conserven la huella de la España preconstitucional. Santiago Macías posó su mirada en la Encina y en la Colegiata, dos templos que conservan iconografía del régimen a pesar de que los trabajos de rehabilitación se financiaron con fondos públicos.
Macías también lamentó que los políticos no estén abogando por el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. “Es triste que haya que recordarle a la Iglesia que tiene que cumplir la Ley y que no se hayan tomado medidas contra los que se niegan a retirar los símbolos”, afirmó.
Más allá de los dominios de la Iglesia el escudo preconstitucional persiste tambiénen la puerta de entrada del colegio Campo de la Cruz, construido en Ponferrada en los últimos años del régimen de Franco. Asimismo a un costado del colegio, frente al Museo de las Cofradías, también sigue en pie la cruz en memoria de los caídos aunque la placa fue eliminada para borrar sus evocaciones originales.
En una de las fachadas de lacéntrica plaza ponferradina de Fernando Miranda todavía se puede ver una placa dedicada al comandante Manso, al mando de los sublevados el 18 de julio, a pesar de que ésta cambió de nombre durante el periodo de Alcaldía del socialista Celso López Gavela.
La ARMH presentaba, ya en el año 2002, un informe ante el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, en sus sedes de Ginebra y Nueva York, en el que denunciaba “la incompatibilidad de toda la simbología franquista, persistente en España, con la dignidad de las víctimas de la dictadura”.
A este respecto, Santiago Macías puntualizó que mientras en algún sitio de España quede un sólo vestigio que recuerde al caudillo, “ya es demasiado” porque “sigue siendo una ofensa contra los familiares de las víctimas”.
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