Las de lluvia y viento a noventa kilómetros por hora causó importantes desperfectos en numerosas poblaciones del Bierzo durante la madrugada de ayer sábado. Lo más aparatoso se produjo en Turienzo Castañero, donde la fuerza del viento derribó el muro del cementerio con un árbol (una mimosa de gran tamaño), que se encontraba a la entrada. Afectó a algunos panteones, pero a primera hora de la mañana varios trabajadores retiraron la maleza, aunque el cementerio quedó abierto a la calle hasta que se reponga el cierre destrozado.
Otro de los lugares donde más impacto causó el viento fue en el pabellón polideportivo cubierto de la localidad de Lillo del Bierzo. La suerte quiso que, al suceder de madrugada, no hubiese nadie en su interior y se evitase una desgracia. Todo un frontal lateral de la parte trasera se vino abajo y los cascotes quedaron esparcidos por todo el recinto interior donde se practica habitualmente deporte.
Las rachas de viento ocasionaron que los bomberos tuvieran que atender más de una veintena de peticiones de ayuda de la población. Principalmente fueron caídas de árboles, chopos en la zona de Dehesas, donde se precipitaron sobre la carretera.
Durante la noche del viernes al sábado fueron también muchos los pueblos del Bierzo en donde se cortó el suministro eléctrico, quedando a oscuras las calles y el interior de las viviendas. Por la mañana incluso hubo pueblos sin electricidad por la zona de Cacabelos. Incluso en Ponferrada se iba por ocasiones la luz. En la capital berciana cayeron árboles sobre coches, volaron cornisas y se doblaron farolas. Los parques del Plantío y el Temple fueron cerrados por orden del Ayuntamiento para evitar problemas con los paseantes, debido a la caída de ramas de árboles. Otro de los problemas fue la crecida de los ríos de la comarca por el deshielo. El río Tremor en Igüeña, el Cúa en Arborbuena y Villanueva, el Sil en Salientes y también en Vega de Espinareda va casi desbordado.
Diario de León
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